Más tarde o más temprano, los coches completamente autónomos llegarán. Un desafío entre túnel de lavado y el coche autónomo que plantea cuestiones de toda índole. ¿Serán más seguros los vehículos? ¿Se acabarán los accidentes de tráfico al eliminar el factor humano entre los posibles errores? ¿Se acabarán los atascos de las grandes ciudades? Estas y muchas otras preguntas son recurrentes ante la aparición del coche autónomo. Pero hay muchas otras que ya tienen respuesta. Y aunque no son tan importantes como las anteriores, sí que resultan cuanto menos curiosas. Hablamos en este caso de la difícil relación que habrá entre los túneles de lavado y los vehículos autónomos. Vamos a descubrirla en la entrada de hoy del blog de Reynasa Recambios.
Los sensores son elementos fundamentales para poner en marcha la conducción autónoma. Todo tipo de ellos y en un número muchísimo mayor de los que hay actualmente en un coche. Porque para que un vehículo pueda circular por sí solo, sin necesidad de intervención alguna por parte del ser humano, se necesitan sensores de ultrasonidos, de radares, de movimiento, de imagen o de LIDAR (siglas en inglés de Light Detection and Ranging), entre otros muchos, y siempre conectados en todo momento a una centralita. Al fin y al cabo, son los encargados de recopilar toda la información necesaria, transmitirla y actuar en función de unas pautas marcadas por los ingenieros de los fabricantes.
Así las cosas, en la relación entre túnel de lavado y el coche autónomo, los túneles de lavado suponen un enemigo importante para los sensores. Y no porque no ayuden a limpiar el vehículo –que por cierto deberá estar más reluciente que nunca para que la actividad de los sensores no se vea alterada-, sino porque los grandes cepillos giratorios de estas máquinas pueden interferir en la calibración y precisión en el mejor de los casos, pudiendo llegar a romper los sensores en el escenario más grave. Por no hablar de que cualquier resto de jabón podría afectar a su lectura de información.
En realidad, también son enemigos de la conducción autónoma cualquier rastro de suciedad, los insectos muertos, las manchas de agua o incluso los excrementos de pájaro, que ahora suponen simplemente un problema estético, pero que en el futuro implicarán problemas de seguridad para los conductores. O, al menos, dificultades para recibir datos del exterior fehacientes. Porque la información que recibirán los sensores, encargados por ejemplo de elaborar un mapa tridimensional, no será 100% fiable, con el consiguiente inconveniente para la seguridad que ello puede suponer. ¿Será la llegada del coche autónomo el final de los túneles de lavado? Muy probablemente. O, al menos, de la vuelta a la limpieza de los vehículos que conducen solos a la vieja usanza: con un cubo de agua, trapo y jabón.
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2 comentarios. Dejar nuevo
Esta genial el articulo. Saludos.
Hola Anahys,
Gracias por leernos, no alegra que te haya gustado esta entrada.
Un saludo.