Se están retrasando, pero tarde o temprano las lluvias de otoño llegarán. Así que en estos días previos a que llegue el mal tiempo es un momento perfecto para revisar las escobillas del parabrisas, cuyo estado puede haberse deteriorado precisamente en verano con el buen tiempo y las horas de exposición al sol. Un componente, las escobillas del parabrisas, al que generalmente no se le da la importancia que tienen, pese a que resultan claves para garantizar una buena visibilidad los días de lluvia o de niebla, en los que ya de por sí la visibilidad no será la mejor.
El problema es que se trata de un componente del vehículo que está muy expuesto a agentes meteorológicos como el sol, la lluvia y los cambios bruscos de temperatura. Y a ello se suma otro factor, el de los insectos que se incrustan en la luna, de forma que si para tratar de quitarlos se activa el limpiaparabrisas, puede ser aún más perjudicial. Por estas razones, el cambio de las escobillas es una de las tareas de mantenimiento que se repite con mayor frecuencia en los talleres en esta época.
La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. Cuando no limpien suficientemente bien o dejen rastros de manchas o rayas en la luna al activarlos, es necesario sustituirlas, ya que pueden entorpecer la visibilidad durante la conducción con lluvia. Además, el fallo suele ir acompañado de ruidos o vibraciones al desplazarse por el cristal, lo que inevitablemente genera una evidente molestia y expone al conductor a distracciones innecesarias, además de aumentar las posibilidades de causar fatiga visual.
Hay quienes tratan de poner remedios “caseros” al problema de las escobillas, pero la sustitución acaba por ser la única solución posible más tarde o más temprano. A la hora de escoger los recambios, conviene no escoger las más baratas del mercado, dado que tienden a tener una vida útil mucho más reducida. Además, teniendo en cuenta que unas buenas escobillas pueden costar entre 20 y 40 euros, no supone un coste excesivo.
Y una vez cambiadas en tu taller de confianza, hay que procurar alargar su vida útil con unos sencillos consejos. Por ejemplo, lavar las gomas con un paño humedecido en agua, pero sin emplear productos químicos o no quedarse nunca sin líquido limpiaparabrisas en el depósito del circuito. Por último, en los meses de invierno, añadir anticongelante al líquido limpiaparabrisas es más que recomendable y, si el coche ha estado en la calle y se han quedado heladas o cubiertas de nieve, nunca hay que levantarlas ni activarlas.
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