Habría que ver a muchos conductores millenials teniendo que mirar el mapa guardado en la guantera antes de salir de viaje. Una frase que perfectamente podría salir de la boca de sus padres. Afortunadamente para ellos y para el resto de conductores, los GPS integrados en la pantalla del coche son una realidad hoy día, sin necesidad incluso de elegirlos como extra de equipamiento en la compra del coche. Da igual lo lejos o escondido que esté el destino, que el GPS nos llevará sin problemas. E, incluso, escogiendo en función de la hora, el tráfico o cualquier otro inconveniente, la ruta más rápida o la más corta, según las preferencias del usuario. Pero, ¿cómo eran los primeros GPS? Y, lo que es más interesante…¿cómo serán los del futuro?
Aunque parezca sorprendente, el primer sistema de navegación integrado en un coche apareció en la década de 1930 de la mano de Inter Auto. Eso sí, cualquier parecido con los sistemas actuales corresponderá casi exclusivamente al nombre. Porque era tan primitivo que consistía en una caja conectada al cuentakilómetros del coche y que, a su vez, tenía un sistema de mapas enrollado, de tal forma que según avanzaba el vehículo, también lo hacía el mapa. La precisión era, por tanto, muy escasa y las posibilidades de fallo muy grandes si, por ejemplo, el conductor se equivocaba de camino y retrocedía para volver por otra ruta.
Será en 1960 cuando se desarrolle el Ford Aurora Concept, mucho más avanzado, que disponía de un sistema de navegación integrado en el salpicadero. Y posteriormente incluso cintas de cassete se conectaron al cuentakilómetros para dar indicaciones en el momento adecuado, antes de que en 1980 apareciera la primera gran innovación en este tipo de sistemas. Fue el Honda Gyro-Cator, que disponía de una pantalla de fósforo y un puntero electrónico que indicaba la ruta a seguir, lo que supuso una auténtica revolución, porque además la información la procesaba un ordenador indicando el posicionamiento del vehículo en el mapa. Hoy día, el reconocimiento por voz, indicaciones puntuales y personalizadas, cámara on board, aviso de radares y elección de rutas en función de parámetros son funcionalidades habituales de los GPS integrados, en muchos casos de serie, en los vehículos.
Al margen de aquellos vehículos que ya cuentan con el GPS integrado en el salpicadero, no son pocos los conductores que todavía utilizan un navegador pegado al cristal con algún soporte, incluso con el teléfono móvil. Pero el futuro de estos sistemas pasa, indudablemente, por pantallas táctiles cada vez más grandes e integradas. Como también pasa por una mejora del reconocimiento por voz, que pese a la constante evolución, todavía tiene mucho margen de perfeccionamiento, así como por sistemas que vayan en la línea de la tan mencionada conducción autónoma, un objeto de deseo en el horizonte para muchos fabricantes.
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