Los pequeños negocios familiares con autónomos al frente y pocos empleados son muy comunes en el sector de la reparación de vehículos. Por desgracia, muchos de estos negocios viven al día y no dan gran importancia a la previsión. Grave error.
Así, estos talleres contratan los seguros obligatorios para sus empleados, pero no tienen pólizas que los cubran a ellos mismos, por ejemplo.
Por este motivo, una baja prolongada por enfermedad o por un accidente significa el cierre del establecimiento y la posible quiebra del negocio si no se ha contratado un seguro que cubra alguna de estas circunstancias.
En estas circunstancias, la contratación de un seguro garantiza, en caso de baja prolongada, que el autónomo propietario del taller siga percibiendo ingresos o que pueda contratar a alguien que mantenga abierto el negocio. Se trata de una apuesta por la supervivencia, asegura Abel Graña, el responsable de la Correduría Ramos Fraga, entidad colaboradora de la Asociación de Talleres de Coruña (Atreve).
También es importante contratar un seguro de vida, ya que en familias con hijos donde el otro cónyuge no trabaja – una circunstancia que se da en más del 50% de los profesionales del sector de la reparación-, en caso de fallecimiento supondría la liquidación del negocio y que la familia se quede en una situación sumamente precaria.
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