La batería es uno de los componentes más importantes, si no el que más, de los vehículos eléctricos. Tanto usuarios como talleres deben conocer una serie de parámetros básicos de este elemento: los primeros, para escoger el sistema más adecuado en función de sus necesidades; los segundos, para reconocer cuando su rendimiento no está siendo el adecuado.
Las variables principales, recopiladas por TSG Charge y Tokheim Koppens Ibérica, son:
1. Densidad energética. Es la cantidad de energía que puede almacenar una batería en relación a su peso. Se mide en vatios-hora por kilogramo. (Wh/kg).
2. Potencia específica. Es la potencia que puede proporcionar cada kilo de peso de la batería. Se mide en vatios por kilogramo (W/kg).
3. Eficiencia carga/descarga. Es la relación entre la energía introducida en el periodo de recarga y la que realmente entrega la batería en modo de funcionamiento.
4. Ciclos de vida. Los ciclos completos de carga y descarga que soporta la batería antes de que haya que sustituirla.
5. Velocidad de recarga. Es el tiempo necesario para cargar la batería.
6. Coste. Para determinar esta variable, hay que considerar tanto su precio como la influencia en el coste total del vehículo.
Base de su funcionamiento
Al igual que cualquier otro tipo de batería, la base del funcionamiento de las baterías que montan los automóviles eléctricos es el proceso químico conocido como oxidación-reducción (o redox). La energía que se desprende de esas reacciones se aprovecha para producir corriente eléctrica. Esta pieza está compuesta por dos electrodos: ánodo y cátodo, sumergidos en un electrolito. En el modo de funcionamiento, el ánodo se oxida mientras el cátodo gana electrones, y en el de carga, el ánodo y el cátodo se invierten para que el primero gane electrones de nuevo.
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