Se emplea en la elaboración de alimentos de animales o incluso en jardinería para bonsáis. Por supuesto, los aficionados a carreras de competición habrán visto en alguna ocasión cómo se utiliza para eliminar el aceite en pista. Y lo mismo ocurre en accidentes de tráfico. Pero el uso más común de la sepiolita es el de los talleres mecánicos, donde su capacidad absorbente de todo tipo de líquidos es especialmente útil a la hora de mantener la limpieza en el centro de reparación. No en vano, en un taller mecánico son de uso común aceites, tanto nuevos como usados, grasas, hidrocarburos, ácidos, combustibles, lubricantes…que por separado ya resultan problemáticos, pero todos juntos en una superficie pueden resultar hasta peligrosos. Del uso de la sepiolita en el taller hablaremos en la siguiente entrada del blog de Reynasa.
La sepiolita es un mineral del grupo VIII, es decir, de los filosilicatos, una subclase de los silicatos de origen sedimentario. Se encuentra en la naturaleza en masas de tierra muy porosas o finamente nodulares y su color tradicional es el blanco en la mayoría de ocasiones, con excepciones de tonalidades amarillentas y grisáceas. Pero, si por algo se conoce a la sepiolita es por su gran capacidad de absorción debido en gran parte a su porosidad. Tanto es así que su utilidad es similar a la de una esponja.
Su modo de uso no tiene demasiado misterio. Toda vez que el mecánico simplemente esparce la sepiolita sobre la mancha o el derrame del líquido, esta comienza a hacer su función, pues absorbe por simple contacto. Si acaso, se puede ayudar al proceso removiendo el material para acelerar el proceso de absorción del derrame. Lo que no cambia es el procedimiento final, ya que una vez terminada la absorción del residuo se recoge y se elimina, siendo mucho más fácil y rápido el proceso de limpieza del líquido.
Lo que sí se desconoce en muchos talleres es el peligro que tiene el uso de la sepiolita para la salud de los mecánicos. Su utilidad absorbente tiene contraindicaciones. Pero no hay que alarmarse. Únicamente emplear con cuidado este producto, como muchos otros que se emplean en el día. Hay que tener en cuenta que la sepiolita puede provocar irritación de la piel y de las mucosas nasales al entrar en contacto de forma prolongada y repetida. El síntoma más evidente de esta posible exposición prolongada es una irritación y enrojecimiento del tejido conjuntivo, ante lo que los médicos recomiendan enjuagar los ojos con agua abundante y corriente en los siguientes 15 minutos a la detección, a ser posible con los párpados muy abiertos. Y no hay que perder de vista que incluso en exposiciones o manipulaciones de cantidades pequeñas de sepiolita, puede haber consecuencias para la salud.
Por su parte, en el caso de inhalación prolongada puede provocar problemas respiratorios. En estos casos, la recomendación es alejarse lo antes posible del lugar y sonarse la nariz de forma enérgica para tratar de expulsar el polvo o partículas. En casos graves que necesiten traslado, se recomienda acostarse con el pecho levantado hacia arriba y acudir de inmediato al médico especialista.
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