El sistema de refrigeración del motor es fundamental para garantizar el buen funcionamiento y la vida útil del motor. Pero su mantenimiento es igual de importante, puesto que la suciedad que se puede acumular con el paso del tiempo acaba por reducir no solo el rendimiento del motor, sino que también puede provocar una avería grave en el retén frontal de la bomba de agua. Si bien otras operaciones de mantenimiento preventivo deben ser mucho más frecuentes, en este caso se suele recomendar realizar la limpieza completa del sistema de refrigeración al sustituir la bomba del agua, con el objetivo de eliminar cualquier partícula generada por corrosión o por sedimentación. La operación de limpieza, de la que hablamos en la entrada de hoy del blog de Reynasa, puede resumirse en 5 pasos:
1. Preparación: el proceso de preparación antes de realizar la operación tiene un requisito imprescindible y es que el motor se encuentre en frío. Solo así se puede comenzar a purgar el líquido de refrigeración y limpiar el tanque de expansión. Dependiendo de si este último se encuentra muy sucio, puede ser recomendable también sustituirlo. Y un apunte: siempre hay que desechar el líquido de refrigeración de una forma correcta para no dañar el medio ambiente.
2. Lavado de radiador: para realizar esta operación, hay que quitar en primer lugar la manguera superior e inferior del radiador para lavarlas por separado con herramientas especiales para ello. En el caso de la inferior, hay que hacer el proceso con la tapa cerrada del radiador, mientras que la segunda se debe hacer de arriba hacia abajo hasta que el agua expulsada salga clara y sin sedimentos.
3. Lavado del bloque del motor: este paso comienza con las mangueras quitadas y hay que realizarlo hasta que el agua que sale no tenga sedimento alguno. Adicionalmente, hay que tener precaución con el termostato y que este no bloquee el proceso. De ser así, bastará con quitarlo.
4. Lavado del intercambiador de calor: no siempre es posible, pero en caso de que lo sea, es recomendable también lavar este componente siguiendo las mismas instrucciones que anteriormente. Y es que una vez lavados los componentes mencionados (radiador, bloque motor e intercambiador), cualquier posible sedimento por corrosión, cal o restos de silicona habrá desaparecido por completo del sistema.
5. Rellenar el sistema: una vez todo el sistema está completamente limpio, hay que volver a conectar las mangueras, la válvula de pura y el termostato para después volver a rellenar el depósito con un líquido refrigerante recomendado por el fabricante. Eso sí, el mecánico debe verificar la proporción de la mezcla con un refractómetro. Por último, se debe purgar el aire del sistema y proceder al control final para asegurarse de que no se produce ninguna pérdida ni fuga.
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