Debe realizarse una revisión periódica de todos sus componentes al día. Son piezas de desgaste, que poco a poco van perdiendo su efectividad. El profesional debe revisar el estado tanto de las pastillas (sobre todo a partir de los 25.000 kilómetros), los discos, el líquido de frenos y comprobar que el circuito no tenga fugas.
Los neumáticos están muy relacionados con el sistema de frenado. La normativa contempla la profundidad de la banda de rodadura debe superar los 1,3 milímetros. Se trata de un componente que está constantemente en contacto con el asfalto y por lo tanto, sufre un importante desgaste. Además, comprobar su dibujo puede ayudar a detectar fallos en otros componentes del vehículo. Así, en caso de que el desgaste sea irregular o sea más pronunciado por una parte del neumático puede indicar un fallo en los amortiguadores (se deben sustituir a partir de los 75.000 kilómetros) o del sistema de dirección, por lo que será necesario alinear las ruedas.
La lubricación de los diferentes elementos del motor es clave para su correcto funcionamiento. Por ello, de forma anual, hay que revisar los niveles tanto de aceite motor como de líquido refrigerante. Culata, inyectores, pistones o bloque motor, entre muchos otros, son piezas que deben contar con una lubricación eficiente para no sufrir averías.
Bajo el capó hay que prestar atención a la batería, sobre todo en momentos de cambios de temperatura, ya que cualquier variación brusca puede afectar a su rendimiento. En este sentido, hay que comprobar el estado de los bornes y que no presente ninguna fuga. Los expertos recomiendan revisarlas antes de un viaje largo.
El sistema de climatización y los filtros de habitáculo están también sujetos a un mantenimiento periódico. En el primer caso, se trata de un elemento que solo se utiliza, en la mayor parte de los casos, durante unos pocos meses, por lo que hay que comprobar si es necesario recargarlo o si se dan pérdidas de potencia. En cuanto a los filtros, hay que reemplazarlos cada 15.000 kilómetros, ya que con el paso del tiempo se va obstruyendo y perdiendo efectividad.
Finalmente, el correcto funcionamiento del sistema de alumbrado, así como la altura de los faros, son aspectos fundamentales a tener en cuenta. Es muy conveniente sustituir o pulir los faros si comienzan a verse opacos.
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