El turbocompresor es un elemento común en los motores diésel y, en menor medida, en los de gasolina. Con el fin de mantener la potencia reduciendo la cilindrada y el consumo, comprime los gases mediante una turbina centrífuga.
A cambio de las ventajas mencionadas, los motores turbo exigen unos cuidados concretos, derivados de sus características.
En primer lugar, los motores turboalimentados soportan mucha más temperatura, por lo que suelen ser más macizos y tener piezas más robustas y pesadas. Las revoluciones de estos propulsores son menores, por lo que es mejor no sobrepasar el torque recomendado.
En cuando al cambio de marchas, el turbo entra a latas cambios deben hacerse al punto máximo de revoluciones recomendado por el fabricante para el vehículo. También hay que tener en cuenta el apagado del motor. Muchos sistemas de turboalimentación, que giran a elevadas velocidades, no cuentan con un sistema de protección adecuado para el apagado. Por ello, no se recomienda apagar el motor de forma inmediata, ya que el turbo se queda sin lubricación cuando se para el motor, sobre todo en los motores antiguos.
C/ Ávila, 24 E 28804
Alcalá de Henares, Madrid
T+ 918 300 300
F+ 918 823 485
info@reynasa.com
www.reynasa.es