Con la primavera a la vuelta de la esquina y, con ella, la llegada del calor y el buen tiempo, los talleres ya se preparan para una de las operaciones estrella de esta época del año: la recarga del aire acondicionado en sus establecimientos, un tipo de mantenimiento muy estacional que los conductores no suelen realizar hasta que no lo necesitan. Para ayudar a los profesionales del taller a realizar este tipo de operación, en esta entrada del blog de Reynasa repasaremos algunas de las precauciones a la hora de recargar el aire acondicionado.
La principal razón por la que acudir al taller para realizar la recarga del aire acondicionado suele ser que el sistema no enfría lo suficiente. Pero hay algunos otros que son síntomas claros de avería como una pérdida de potencia cuando se selecciona el modo de ventilador alto en el habitáculo o cuando se detecta mal olor que se desprende cuando se activa. Además, independientemente de que no se detecte ninguno de los síntomas anteriores, es más que recomendable recargar el aire acondicionado cada dos años, pero siempre en talleres de confianza y con técnicos formados para ello.
Para realizar la recarga del aire acondicionado se necesitan los conocidos como gases fluorados, los cuales solo pueden ser manipulados por profesionales certificados para ello, al ser altamente inflamables. La carga se realiza única y exclusivamente con una estación de carga de aire acondicionado, la cual se programa en función del modelo del coche en cuestión, pues varía según la cantidad de refrigerante y aceite de cada vehículo.
El profesional debe tener en cuenta que el fabricante del vehículo es el único que puede determinar y homologar las especificaciones técnicas y mecánicas concretas, incluido el tipo de gas que usa la instalación de aire acondicionado. En general, el gas refrigerante más utilizado por los modelos actualmente en circulación es el R134A, aunque con unas proporciones adecuadas en función de cada vehículo o, de lo contrario, pueden producirse averías como el gripado del compresor del aire acondicionado o que se resequen las juntas de estanqueidad, entre otras.
Una vez efectuada la recarga, se recomienda realizar un control de estanqueidad para comprobar que no exista ninguna fuga en el circuito, así como comprobar el rendimiento. Por último, el taller es el responsable de recuperar y reciclar el gas antiguo, para no dañar al medio ambiente.
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