El radiador es un componente esencial en el sistema de refrigeración del vehículo, cuya función principal es evitar sobrecalentamientos en el motor. Una avería en esta pieza suele ser muy costosa para el cliente y muy laboriosa para el profesional. Es conveniente revisarlo cada 20.000 km, para asegurarse de que no hay pérdidas de líquido refrigerante ni obstrucciones.
Una avería en este componente es relativamente fácil de detectar, puesto que cuando deja de realizar su función correctamente, el motor va aumentando poco a poco su temperatura y alerta de ello a través del testigo.
Los fallos principales que se producen en el radiador son pérdida de agua; obstrucción de las rendijas del radiador; avería en el termostato; mal funcionamiento del ventilador del radiador o de la bomba de agua; desperfectos debidos a golpes; obstrucción en el circuito de agua del motor o pérdida de líquido refrigerante.
Si se trata de pérdida de refrigerante, se formarán pequeños charcos bajo el vehículo. En este caso, para detectar de dónde procede la fuga hay que poner el motor en marcha y comprobar en qué punto del circuito brota el líquido.
Otro posible motivo de avería es que la tapa del líquido haya cogido holgura y el tanque no selle bien. Para comprobar si este es el caso, el profesional debe tener cuidado, ya que si está caliente podría salir a presión.
Para reparar un fallo, de forma puntual, se puede utilizar un sellador para sistemas refrigerantes, una solución que se vierte en el interior del tanque y cierra el punto de fuga. No obstante, será necesario acudir al taller pasado un tiempo, ya que no se trata de una solución definitiva.
Fuentes: Ro-Des, Auto-Fren
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2 comentarios. Dejar nuevo
Muchas gracias por tus consejos son muy buenos y prácticos para los que apenas llegamos a obtener un vehículo
Nos alegramos muchísimo que te sirvan nuestros consejos! Un saludo!