Por sencillo que pueda ser el mecanismo de un vehículo, ha pasado por un proceso en el que ha evolucionado y mejorado sus prestaciones desde que apareciera en un principio. Es lo que ha ocurrido con el espejo retrovisor, con un principio tan básico y eficaz al mismo tiempo como el de un cristal de espejo colocado sobre un apéndice móvil ubicado en el exterior del vehículo. Y la función todos la conocemos. Que el conductor sea capaz de observar lo que sucede detrás del coche, sin tener que girarse por completo y perder de vista lo que tiene de frente en la carretera. Sin embargo, pese a lo sencillo del componente, este ha ido evolucionando y mejorando sus capacidades. De ello hablaremos en la entrada del blog de Reynasa.
Los espejos retrovisores siempre han podido ajustarse a las necesidades del conductor, en función de su altura o posición de conducción. Lo que ha cambiado es el mecanismo que permite realizar ese ajuste. En la década de los 90, predominaba una solución mecánica con una especie de manilla ubicada en el interior servía para mover al gusto el espejo retrovisor, aunque hubo un tiempo en que la forma más rápida era bajar el cristal y ajustarlo moviéndolo por fuera. Hoy día el mecanismo es eléctrico, con lo que ello supone en comodidad y rapidez, disponiendo incluso de memoria, de forma que con solo pulsar un botón, se ajusta directamente a la posición elegida por el conductor, una funcionalidad especialmente útil cuando se comparte coche con otras personas.
Como equipamiento extra se ofrecen, por ejemplo, espejos retrovisores térmicos, característica especialmente útil en los meses de invierno, pues sirve para eliminar el hielo sin tener que esperar unos minutos a que esto ocurra por sí solo. Como también son opcionales a un precio superior los espejos retrovisores que se pliegan inmediatamente en cuanto el vehículo se detiene y apaga, funcionalidad muy interesante para quienes viven en grandes ciudades con calles estrechas y peligrosas para este componente expuesto. Claro está, la opción barata es plegarlos de forma manual cuando se sale del coche. Pero eso, hay que reconocerlo, se acaba olvidando en la mayoría de ocasiones.
Si no nos lo dijeran, probablemente ni lo percibiríamos. Pero la tecnología y el diseño también pasa por el cristal espejo del componente. Se han dejado atrás los espejos sencillos para equipar los automóviles con superficies de reflejo vaporizadas o espejos con curvaturas equilibradas. Innovaciones que ayudan, por ejemplo, a minimizar el ángulo muerto que puede tener el conductor al mirar por el espejo retrovisor. Por no hablar de que mejoran la visión en condiciones adversas como en el atardecer o en la oscuridad, donde su importancia es aún mayor.
Pero estas innovaciones parecen de otro siglo con las pruebas que muchos fabricantes están realizando para incorporar espejos retrovisores con cámaras integradas, dejando atrás el tradicional hasta ahora. Así, habrá pantallas con brillo ajustable, sensores de proximidad, símbolos o incluso movimiento de imagen, una suerte de retrovisor virtual que eliminaría problemas como el del ángulo muerto, aumentando la seguridad durante la conducción.
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