Desde hace años, los talleres mecánicos han modificado sus códigos y prácticas del día para adecuarse a la normativa ambiental que a todos nos afecta. El objetivo siempre es reducir el impacto que se genera, teniendo en cuenta que todas las reparaciones, por pequeñas que sean, pueden generar residuos y contaminación que hay que tratar de minimizar al máximo. Un objetivo que está a la orden del día en la gran mayoría de talleres hoy día, que no es solo un reflejo del evidente esfuerzo del sector por adaptarse a los requerimientos legales, sino que también tiene la intención de mejorar su imagen de cara a la sociedad. Herramientas, productos o maquinaria generan todo tipo de agentes contaminantes, por lo que, según recuerda Loctite, hay que saber cómo gestionarlos para tratar de reducir su impacto medioambiental.
Los residuos que se generan en los talleres mecánicos se pueden clasificar básicamente en las cinco categorías siguientes:
Cualquier centro de reparación sea del tipo que sea, como así ocurre con muchos otros centros de trabajo de otros sectores, han de tener siempre un plan de gestión de residuos que sirva para eliminar todos los compuestos de la forma menos contaminante posible. Y no hay que perder el foco en que el propio local debe contar con sistemas de ventilación, desinfección, suministros de electricidad, etc. De ahí que la actividad de los talleres ilegales, al margen del daño que hacen al sector, sean un problema también en este sentido, ya que rara vez se preocupan por gestionar de forma correcta los residuos que generan.
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