Una de las herramientas más útiles para un taller mecánico es la diagnosis. Pero dentro de estos sistemas para detectar averías de todo tipo, pero fundamentalmente eléctricas, hay muchos tipos de equipos diferentes. Uno de ellos, el que vamos a descubrir en la entrada de hoy del blog de Reynasa, es el osciloscopio. Bajo este nombre se esconde en realidad un instrumento que lleva empleándose en laboratorios durante décadas, pero que también tiene su utilidad en los talleres de coches. En una definición general se puede decir que es un instrumento de visualización electrónico para la representación gráfica de señales eléctricas que pueden variar en el tiempo. Y en su aplicación a la reparación, sirve para tomar mediciones eléctricas y cuantificar señales a través de los sensores instalados en diferentes componentes del vehículo como motor, frenos, suspensión, transmisión, sistemas de seguridad, etc.
Suele pensarse de forma errónea que la diagnosis solo sirve para detectar fallos y anomalías en los sistemas del automóvil una vez que se han producido. Pero en ocasiones también sirve para prevenirlas. Y en ello tiene gran parte de culpa el osciloscopio, puesto que no solo lee señales de voltaje fijo, sino que también lee las variables y permite elaborar gráficas de funcionamiento, ya sea en el propio osciloscopio o en un ordenador, en función de la antigüedad y características del equipo.
Además, este tipo de dispositivo es capaz de verificar muchos otros parámetros importantes del vehículo como la mezcla de combustible y oxígeno que está empleando el motor y si esta es la correcta o el sistema de inyección, midiendo la duración de apertura de los inyectores y si la unidad de control funciona correctamente. Por no hablar de que analiza sensores como el de detonación, el de velocidad del cigüeñal, el de posición del árbol de levas, el sistema de encendido o el de control del aire de ralentí, por citar solo algunos de ellos.
Los osciloscopios pueden ser analógicos, digitales o de fósforo digital, dependiendo de su funcionamiento interno. Los analógicos son especialmente útiles para observar variaciones de señal en tiempo real, mientras que los digitales sirven para dar lecturas puntuales, no repetitivas, como los picos de tensión. Por último, los osciloscopios de fósforo digital son los más recomendables (y también más costosos para el taller), porque combinan las funcionalidades de los dos anteriores.
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