Hay tres elementos que forman parte del llamado triángulo de seguridad durante la conducción. El primero es el neumático, por ser el único que está en contacto con el asfalto; el segundo es el amortiguador, porque fija el vehículo a la carretera y el tercero es el freno, del que vamos a hablar en esta ocasión, y que se encarga de detener el vehículo cuando sea necesario.
Dada su importancia, es fundamental saber detectar cuándo los discos de freno pueden estar desgastados y suponer un problema de seguridad para el conductor. Muchos componentes del automóvil fallan sin previo aviso, pero este no suele ser el caso de este tipo de piezas, que suelen dar bastantes pistas de que no se encuentran en buen estado, según indica SPG Talleres.
Por norma general, los fabricantes recomiendan la sustitución de los discos de freno a los 60.000 kilómetros, lo que habitualmente suele equivaler a tres años de vida útil a una media de 20.000 kilómetros anuales. Más allá de esa cifra, el riesgo de sufrir un accidente por alcance aumenta considerablemente.
Pero, ¿qué indicios presentan los discos de freno de que están desgastados? Entre los más habituales están las vibraciones en el pedal de freno, aunque en este caso también puede deberse a un deterioro de los rodamientos o a una incorrecta alineación de las ruedas. Pero además es síntoma de un problema en este componente si se escuchan chirridos agudos, en cuyo caso es debido normalmente a la presencia de partículas de polvo metálico, pequeñas piedras, trozos de las mismas pastillas de freno por ser de mala calidad o pastillas que rocen con la pieza metálica del disco, al haber llegado al final de su vida útil. Por último, otro indicio que aconseja acudir a un taller a sustituir el disco de freno es el aumento del recorrido del pedal, síntoma inequívoco de que las pastillas están desgastadas.
Lo habitual es que la sustitución de los discos de frenos se produzca por el desgaste del día. Sin embargo, hay algún hábito de conducción que puede acelerar ese proceso, como por ejemplo la entrada de agua de lluvia en los discos durante la subida a un puerto de montaña. Este hecho provoca lo que se conoce como alabeado del disco, es decir, un doblez de unos milímetros por el cambio de temperatura.
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